FORMA REPUBLICANA, CÓNYUGES, FAMILIA Y VIDA HUMANA: LA NECESIDAD DE UN MINISTERIO FEDERAL DE LA FAMILIA.
La Democracia Cristiana es la expresión doctrinaria y movimiento moral cultural y político nacional que defiende la forma republicana, acorde a los principios ético-morales objetivos que reconoce que el poder, “invocando la protección de Dios fuente de toda razón y justicia”, como dice el Preámbulo de nuestra Constitución, reside en el pueblo y es éste su facultad de elegir y controlar a sus gobernantes.
Reconoce el matrimonio y la familia como célula básica de la sociedad, compuesta por una pareja, núcleo estable, íntegro, permanente, conyugal, unidos por lazos legales -siguiendo a Castán Tobeñas, Rosmini y Miraglia- y religiosos, que viven con fin de amor y de ayuda mutua, de reproducción o para traer hijos a la existencia y su educación, para el crecimiento o desarrollo de la comunidad, única forma de evitar la extinción de la etnia humana y, por el contrario, poder llevar adelante una adecuada política poblacional que salde la deuda histórica Argentina, pudiendo desarrollar armónica e integralmente todo el territorio nacional. En todas las relaciones humanas debe estar presente el amor, consiguientemente, también en las relaciones entre hombre y mujer. “ Ese verdadero amor, por su propia naturaleza, implica una donación de nuestra propia persona a la otra. Ese género está presente en todo tipo de amor; en el amor entre hombre y mujer, su diferencia específica es que está orientado hacia la sexualidad como su modo habitual de expresión y hacia la procreación y educación de los hijos como resultado y fin natural de ese modo de expresión del amor. Por eso, ese amor es total” y estable o “permanente” e íntegro. (ver Zanotti, Gabriel, “El Humanismo del futuro”, Buenos Aires, 1989, pág. 200).
Asimismo, como grupo humano en sentido amplio, la familia integra ascendientes, descendientes y demás personas, relacionadas entre sí por parentesco de sangre o legal.
Se satisfacen, así, necesidades elementales de las personas, como el alimento, vestido, hábitat, salud y educación. Además, se prodiga amor, cariño, protección y se prepara a los hijos para la vida adulta, su integración en la sociedad y la base principal de sustentación de cualquier proyecto nacional.
La unión matrimonial en la familia reconocida y respetada, y su promoción por el Estado asegura a sus integrantes o miembros estabilidad emocional, social y económica. Es allí donde se aprende tempranamente la socialización y conductas, a dialogar, a escuchar, a conocer y desarrollar sus derechos y deberes como niños y niñas, así como personas humanas en lo individual y comunitario.
Como dice Gabriel Zanotti: “Entonces, el amor entre hombre y mujer implica, si se ha decidido practicarlo, que la donación de la persona hacia otra es completa (espíritu y cuerpo) y permanente, pues si fuera limitada en el tiempo ya no sería completa. De allí se deduce, por medio de la razón, que ese amor se comienza a ejercer verdaderamente con un compromiso monogámico (implicado porque la donación es completa y total y permanente, estable e íntegro (dado el mismo motivo).” (ver “El Humanismo del Futuro”, Ed. de Belgrano, Buenos Aires, 1989, pág. 200). Sin embargo, existe lo que se ha dado en llamar “nueva unión”, por lo que sociológicamente conocemos la existencia de familias ensambladas, monoparentales, etcétera.
En este sentido, se debe atender, de acuerdo al art. 57, inc. 23 de la Constitución a la “seguridad social” de la mujer embarazada y al “niño en situación de desamparo”. Desde la reforma constitucional de 1994, se dedican instituciones privadas y públicas a esta labor. Ejemplos de cada supuesto de los mencionados, en la Capital Federal, es la Casa Nuestra Señora de Nazareth, en la avenida Belgrano 2944; la labor encomiable de la Institución Amparo Maternal, que brinda un ambiente de contención físico-emocional, y ayuda a completar estudios primarios, realizar cursos de peluquería, enfermería o computación hasta que las madres encuentran una salida a su problema; la Fundación Conín, que funciona en casi todas las provincias del país, encabezada por el Dr. Abel Albino; el Programa de Prevención del Abandono de la Dirección Nacional del Menor y la Familia. Como decía Ortega y Gasset: ¡argentinos a las cosas. Pongamos, pues, manos a la obra y no pretendamos que descanse nuestra conciencia en una cláusula constitucional. (ver G. Balcarce, Andrés, La Constitución y la vida, miércoles 21/6/1995, diario “La Prensa”, pág. 12)
Resulta conveniente y necesario la suspensión del Código Civil y Comercial, por atacar nuestra idiosincrasia en lo que hace a la familia y al matrimonio, entre otras fuertes razones que hacen a otros tópicos, además de que no se respetó el procedimiento de sanción de las leyes que marca la Constitución y el reglamento de las Cámaras del Congreso.
Situación actual:
Por otro lado, lamentablemente, a veces, el rol educador del matrimonio y de la familia se traspasa, en parte, a la escuela o colegio de los niños, siendo usurpada la función de transmitir valores, actitudes y hábitos de los padres por los niños y jóvenes en muchos casos, influenciados axiológicamente mal por los amigos, los medios de comunicación, la escuela y en casos no queridos la calle.
1) Por diversos motivos va creciendo el número de uniones de hecho y convivencias a prueba de las parejas. … En una época donde se valorizan más los sentimientos que los compromisos, son cada vez más las parejas que, siguiendo costumbres sociales relativamente antiguas (sobre todo en los sectores rurales) o prácticas culturales más actuales… sin formalizar su unión civil ni religiosa.
Es cierto que, en ocasiones, “no es raro encontrar uniones de hecho que contienen, incluso desde su inicio, una voluntad de convivencia, en principio, auténtica, en la que los convivientes se consideran unidos como si fueran marido y mujer. La pobreza, resultado a menudo de desequilibrios en el orden económico, …representan para ellos graves obstáculos en la formación de una verdadera familia.”
En otros casos en cambio, las uniones a prueba son expresión de la liberalidad de la cultura reinante, así como de los temores que experimentan las personas y las “precauciones” que toman en previsión de posibles errores y fracasos. Estudios estadísticos indican, sin embargo, que las parejas que conviven antes de casarse “para probar” no perseveran más en el matrimonio después que éste se celebra, sino menos. Esta aparente paradoja tiene su explicación; las así llamadas “estrategias reductoras de riesgo” tendrían efectos que fomentan la separación de la pareja ya que encarnan una lógica individualista: no es la estabilidad de al pareja lo que se fomenta, pero sí, probablemente, la de la persona invidual en relación a los avatares de la relación de pareja.
2) “Motivos diversos, como incomprensiones recíprocas, incapacidad de abrirse a las relaciones personales, etc., pueden conducir dolorosamente el matrimonio válido a una ruptura con frecuencia irreparable. La soledad y otras dificultades son a veces patrimonio del cónyuge separado, especialmente si es inocente. En este caso la comunidad debe particularmente sostenerlo, procurarle estima, solidaridad, comprensión y ayuda concreta de manera que le sea posible conservar la fidelidad, incluso en la difícil situación en la que se encuentra; ayudarle a cultivar la exigencia del perdón, propio del amor y la disponibilidad a reanudar eventualmente la vida conyugal anterior.
3)Con amor, es de desear estar cerca de los separados o divorciados vueltos a casar. Es necesario que la comunidad pueda ofrecer espacios para acoger a las personas divorciadas y en nueva unión, a fin de brindarles ayuda y en la elaboración de sus experiencias que, con seguridad, dejaron secuelas y acarrearon consecuencias para sus vidas y la de sus hijos. La experiencia indica que la ruptura de un vínculo tan importante muchas veces representa para las personas involucradas una cierta experiencia de “derrumbe” y hasta de “muerte” anímica. Se necesita vivir un proceso de duelo que abra paso a la resiliencia. … La vivencia comunitaria puede hacer aportes muy valiosos para acompañar estos procesos. En un clima de afecto y respeto, diálogo, las personas que viven estas situaciones pueden encontrar en la reflexión compartida y en los vínculos fraternos el aliento necesario para continuar sus vidas con sano optimismo. Además, será muy importante asesorar prudentemente a las personas que se acerquen cuestionándose o solicitando la nulidad de su matrimonio.
OTROS ASPECTOS:
Es necesario también reconocer, deplorablemente, en varios casos, que en nuestros días los ancianos por falta de lugar en la vivienda, se derivan a hogares dedicados especialmente a ellos y su cuidado. El rol educador del matrimonio y de la familia se traspasa en parte o totalmente a la escuela o colegio de los niños y la función de transmitir valores, actitudes y hábitos no siempre es asumida por los padres por falta de tiempo, por escasez de recursos económicos. Y, por otro lado, son los niños, adolescentes y jóvenes influenciados por malas compañías, los medios de comunicación, que no tienen una ley de servicios audiovisuales, como la actual, que los preserve en la moral y valores de la familia, que eleven el nivel cultural de la población, porque el organismo que los supervisa no tiene normas para aplicar sanciones en estos sentidos, la escuela y en casos no queridos las mismas calles.
CONCLUSIÓN:
PROPUESTA DE CREACIÓN DEL MINISTERIO FEDERAL DE LA FAMILIA
El Partido Demócrata Cristiano de la Capital Federal, como aporte a la construcción de una nueva sociedad fundada en valores y principios humanista, propone la creación del Ministerio Federal de la Familia, como funciona en Alemania desde 1969, y también en nuestro país en la Provincia de Chubut, que tendrá como misiones y funciones el promover el matrimonio y la familia y sus integrantes en toda su extensión, coordinando y supervisando con todos los demás Ministerios las acciones jurídicas, sociales, económicas y de gestión para cumplir con dicho fin, evitando contradicciones de gestión, con el fin de construir una base sólida de un proyecto nacional de humanismo auténtico, auténticamente liberador, plural y al servicio de las familias y del pueblo en la República Argentina.
Asimismo este Ministerio coordinará y trabajará en un plan integral de la familia y de la vida humana, con normativas y leyes de protección a la maternidad y de seguridad social a la mujer embarazada y al niño en situación de desamparo; un apoyo a las diversas situaciones de familias en crisis; la conciliación de la vida laboral, personal y familiar; un plan federal de lucha contra la pobreza infantil, junto con las redes de apoyo a las madres (art. 75, inc. 23 de la C.N.) y a los padres; planes específicos de reinserción laboral, reforzada por la atención a la familia; actualización y agilización de los procedimientos de acogida y adopción; ampliar con sensatez el permiso de paternidad. Fortalecer el vínculo familiar para lograr desde allí la protección de las personas: educación del menor, erradicar el femicidio, asistir al anciano. realización de las personas en su intimidad.
Hay mucho para hacer en la legislación social, laboral e incluso fiscal, para que el desarrollo integral de las personas se realice en el seno de sociedades intermedias básicas alcanzando aquello a lo que el Estado no llega ni ha querido llegar. La Democracia Cristiana está en condiciones con sus dirigencia y convicción de pensamiento de construir una herramienta apta desde el Ministerio propuesto para promocionar y garantizar la dignidad de la persona humana como motor y fundamento de una sociedad que nos incluya y nos garantice felicidad a todos y cada una de las personas que habitan el suelto argentino.
Junta Ejecutiva
Mesa Honorable Convención Metropolitana
Partido Demócrata Cristiano, Capital Federal/Ciudad Autónoma de Buenos Aires