Visión estratégica (segunda parte):
Necesidad de creación de la Agencia Nacional de Intereses y Recursos Estratégicos Marítimos.
Por Carlos Lionel Traboulsi*
Luego de muchos años de destrucción, tibiamente en el año 1962 se crea el Consejo Nacional de la Marina Mercante ratificado por ley al año siguiente por el gobierno de Arturo Illia y puesto provisoriamente bajo la órbita del Ministerio de Transporte. En la década del noventa nuevamente todo se destruyó. Posteriormente nuestra esperanza marítima se recupera en el año 2014 con el denominado Proyecto Pampa Azul liderado por la Universidad Nacional de la Patagonia Juan Bosco, el Ministerio de Ciencias y Tecnología, varias universidades nacionales, el Conicet y diversos Ministerios y Secretarías sembrándose nuevamente la semilla de reflotar la idea de nuestros mares como fuentes de vida, progreso y bienestar.
El 29 de julio de 1975 se dicta la ley 27167 por la cual se crea el Programa Nacional de Investigación e Innovación Productiva en Espacios Marítimos Argentinos (PROMAR) que tiene como objetivos generales profundizar el conocimiento científico como fundamento de las políticas de conservación y manejo de los recursos naturales; promover innovaciones tecnológicas aplicables a la explotación sustentable de los recursos naturales y al desarrollo de las industrias vinculadas al mar; fortalecer la conciencia marítima de la sociedad argentina; fomentar desarrollos tecnológicos en todas las áreas vinculadas a la investigación del mar, incluyendo la seguridad marítima y la defensa nacional, entre otros loables objetivos.
Esta ley es un mojón importante, pero insuficiente, en la historia de nuestros recursos e intereses estratégicos marítimos ya que debemos conocer y querer lo que tenemos para saber qué es lo que podemos y debemos hacer. Son muchas áreas en las que hay que estudiar, investigar y sacar conclusiones, entre ellas podemos mencionar el Petróleo y gas, la Energía oceánica y marina, la Pesca y acuicultura, los Minerales marinos, las Algas y micro algas, sumado a todo lo que concierne a la naturaleza y el clima para generar un hábitat más amigable al ser humano.
Pero hace falta llevar adelante las tareas de elaboración, gestión y ejecución de una política pública tendiente a la exploración y explotación de los recursos marítimos en forma efectiva y sustentable ambientalmente, como así desarrollar los intereses estratégico vinculados como ser: la Industria naval de recuperación de la marina mercante, la de seguridad y defensa; la Industria aeronáutica (aviones, helicópteros para diversas actividades); la Logística portuaria, industrial en general y en particular la tecnológica, inteligencia artificial, metalmecánica, metalúrgica, empresarial, comercial y urbana.
Hay estimaciones técnicas serias, entre otras las del Centro Interdisciplinario de Estudios en Ciencia, Tecnología e Innovación (CIECTI), que determinan un potencial económico de estos sectores para un plazo de 20 años de 250 mil millones de dólares de valor agregado con una capacidad laboral mínima directa de unos 200 mil puestos de trabajo en un escenario absolutamente conservador (donde no se valorizan minerales, fabricación de barcos, inteligencia artificial, servicios anexos, etc). Esto implica ingresos de más del 41% del PBI pudiendo incrementarse en un escenario activo y optimista a más de 4 billones de dólares acumulados en los mismos 20 años tomados como referencia, con una capacidad de empleo directo de un poco más del millón de personas. Sin tomar en cuenta toda la mano de obra indirecta que la podemos multiplicar mínimo por 5.
Pensemos que hoy el mar aporta aproximadamente el 1,5% del PBI y se está trabajando técnicamente a través del PROMAR para trasferir conocimiento que permita incrementar a un 15% del PBI la generación de riqueza.
Es por ello que deviene imprescindible dar una vuelta de tuerca y asumir la decisión política de generar una política pública creando la AGENCIA NACIONAL DE INTERESES Y RECURSOS ESTRATÉGICOS MARITIMOS (ANIREM) cuyos Objetivos serían entre otros: Elaborar, desarrollar, ejecutar una política nacional de intereses marítimos y establecer los procedimientos de articulación y coordinación de misiones – funciones – jurisdicciones de los distintos estamentos de carácter público, privados y/o mixtos, así como también de los intereses en juego: exploración, explotación del mar fortaleciendo la presencia, desarrollo y modernización de los puertos, mantenimiento y mejoramiento de las vías navegables, desarrollo del transporte marítimo y fluvial, impulso activo de la flota mercante de bandera, las conferencias de fletes internacionales, la industria naval en construcción y reparación de unidades, la pesca en mar argentino y coordinar la de aguas dulces con las provincias, su producción e incorporación de valor agregado, crecimiento y mantenimiento de la flota pesquera, fortalecer y llevar adelante la voluntad y decisión política de preservar la zona de exclusión y plataforma continental sostenida por la Argentina de 350 millas, la renovación de su material y la industrialización a bordo y en tierra, la formación y capacitación del personal y su matriculación, el diseño y desarrollo de la logística de tierra y mar, desarrollo industria aeronaval, terrestres, científico, inteligencia artificial y tecnológica aplicada. Garantizar a través de regulaciones y normativas la sustentabilidad ambiental en el tiempo del océano, mar y ríos, a fin que las actividades a desarrollar puedan efectivizarse sin afectar el valor social y ambiental de las aguas y sin disminuir ni alterar el potencial económico de los otros sectores industriales y productivos de la vida nacional.
Es necesario que la Agencia a crearse tenga estamentos de escucha y consulta con la industria, comercio, gremios, sectores profesionales y técnicos para posibilitar una gestión exitosa, ya que las superposiciones de responsabilidades y ejecuciones generan burocracias perniciosas que atentan con la idea propuesta.
Saliendo del aislamiento social y obligatorio impuesto por necesidad, tenemos nuevas oportunidades desde lo económico, industrial y laboral, entre ellas una de las más importantes es sin dudas mirar al mar y a nuestros ríos. El Almirante Segundo Storni lo reclamaba desde principios del siglo XIX hasta su muerte en 1954. Es el momento de asumir el rol de la historia y tomar la decisión política de llevarlo adelante, sin temores y con coraje. Los argentinos y las generaciones venideras tenemos el imperativo de mirar al mar con una visión integradora de nuestra economía. Una Argentina distinta y para todos es posible si aceptamos mirarla de una forma novedosa, modificando nuestras creencias culturales que nos dicen que solo el campo nos salvará.
*abogado, diplomado en Relaciones Internacionales, Secretario General Partido Demócrata Cristiano CABA. carlosltraboulsi@gmail.com